valores a nuestros hijos y ni practicamos los mismos.
Decimos que amamos al país; pero deseamos acceder a un cargo púbico, únicamente
para ver, cómo podemos resolver, nuestras necesidades.
Decimos que amamos al país; pero no valoramos al semejante.
Decimos que amamos al país; pero practicamos la cultura del juega vivo en
nuestras acciones.
Decimos que amamos al país; pero sembramos cizaña, en los medios de
comunicación y en las redes sociales, indignamente.
Decimos que amamos al país; pero arrojamos basura en las calles de manera
desagradable.
Decimos que amamos al país; pero nos da igual cuando izan o arrían la bandera o
cuando cantan el himno nacional.
Decimos que amamos al país; pero no nos interesan los actos cívicos.
Decimos que amamos al país; pero juzgamos a los demás, según las apariencias y
no con justo juicio.
Decimos que amamos al país; pero no respetamos los bienes ajenos.
Decimos que amamos al país; pero no nos interesa participar en los procesos, de
toma de decisiones.
Decimos que amamos al país; pero nos resistimos a cumplir las leyes.
Decimos que amamos al país; pero no pagamos los impuestos.
Decimos que amamos al país; pero no mantenemos nuestras tradiciones culturales.
Decimos que amamos al país; pero no respetamos sus instituciones.
Decimos que amamos al país; pero no vigilamos el correcto desempeño, de los funcionarios.
Decimos que amamos al país; pero no damos buenos ejemplos con nuestra conducta.
Decimos que amamos al país; pero practicamos las mismas acciones negativas que les
censuramos a los otros.
Decimos que amamos al país; pero no deseamos rendirle cuentas a nadie.
Decimos que amamos al país; pero a lo malo llamamos bueno y a lo bueno malo,
por simple interés.
Decimos que amamos al país; pero aceptamos como ciudadanos, el manejo
tradicional que hubo de las partidas circuitales.
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